domingo, 29 de agosto de 2010

PENSAMIENTO DEL PADRE PIO

"Llegaré a las puertas del cielo pero no entraré hasta que todos mis hijos espirituales hayan ingresado.”

“Debajo de un hábito se puede esconder una serpiente sumamente venenosa, como también detrás de un humilde traje ciudadano puede ocultarse un Ángel, no sólo de nombre. En ambos casos ignorando con quién tratas ”.

“Lo bueno y lo malo que en la vida hagamos, trasciende al tiempo y tiene repercusión en la eternidad ”.

“No permitas que la triste visión de las injusticias humanas entristezca tu alma, también ellas en los planes divinos tienen su valor. Y un día verás triunfar por encima de ellos la infalible Justicia de Dios”.

“Se me atribuyen milagros, profecías, bilocaciones, estigmatizaciones, etc. Pero yo no fui otra cosa que un indigno instrumento del señor. Sin la lluvia que cae del cielo, la tierra no produce más que cardos y espinas”.

“El Divino Maestro promete el premio, no al que empezó bien sino a aquel que persevera hasta el final. Ved el ejemplo de Judas, que empezó bien, continúo bien, más no perseveró hasta el fin y se perdió. Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡Coraje! y adelante siempre.”

“Solo deseo ser un pobre monje que reza ..... Dios ve las manchas también en los ángeles, ¡Cómo verá las mías!. Reza y confía; no te agites. La agitación nada mejora. Dios es misericordioso y escuchará tus oraciones. La oración es nuestra mejor arma, una llave que abre el corazón de Dios. Háblale a Dios más con el corazón que con los labios, en ciertos casos hazlo sólo con el corazón.”

“Las tentaciones contra la fe y la pureza son cosas puestas por Satanás; no le temas, desprécialo. Mientras él aúlle no se apoderó de tu voluntad. No te molestes por lo que te pone a prueba éste ángel rebelde; tu voluntad sea siempre contraria a sus sugerencias y no habrá culpa, sino complacencia de Dios y ganancia para tu alma.”

“¡Que alegría en las batallas espirituales!. Es suficiente saber combatir para tener certeza de victoria. Pon especial cuidado en no desalentarte nunca al verte rodeado por males espirituales. Si Dios permite que tropieces con alguna debilidad, no es para abandonarte, es solo para reafirmar tu humildad y hacerte más atento para el futuro.”

“La ciencia, hijo mío, por más que sea grande es siempre poca cosa; es menos que nada, comparada con el formidable misterio de la divinidad. Hay que transitar otros caminos. Limpia tu corazón de toda pasión terrenal. ¡Humíllate en el polvo y reza!. Así encontrarás con certeza a Dios, que te dará serenidad y paz en esta vida y eterna beatitud en la otra.”

“¿Has visto un campo de trigo maduro?. Verás que algunas espigas son altas y fuertes y otras se doblan hacia el suelo. Toma las altas, las vanidosas y veras que están vacías; en cambio si tomas las bajas, las más humildes, verás que están cargadas de granos. Podrás deducir que la vanidad está vacía.”

“Donde no hay obediencia no hay virtud. Donde no hay virtud no hay bien. Donde no hay bien no hay amor y donde no hay amor no está Dios; si no está Dios no se va al paraíso. Esto forma como una escalera, si falta un peldaño uno se cae.”

“La caridad es la reina de las virtudes. Como el hilo entrelaza las perlas, así la caridad a las otras virtudes; cuando se rompe el hilo caen las perlas. Por eso cuando falta la caridad, las virtudes se pierden. La caridad es la medida con la que el Señor nos juzgará a todos.”

“Si necesitamos paciencia para tolerar las miserias ajenas, más aún debemos soportarnos a nosotros mismos. En tus diarias infidelidades, humíllate, humíllate, humíllate siempre. Cuando el Señor te vea humillado hasta el suelo, te tenderá su mano. Él mismo pensará en atraerte hacia él. Has construido mal; destruye y reconstruye bien.”

“Tienes que amar a Dios. Amor infinito a través mío. Tu me amas porque te encamino hacia el bien y Dios es el Bien Supremo, mientras yo soy sólo el medio que te lleva a Dios. Si yo te llevara hacia Dios y te condujera hacia el mal, tú, no me amarías más.”

Haz el bien siempre. Para que todos puedan decir: “Este es hijo de Cristo”. Jamás pasó por mi mente la idea de una venganza. Recé por los detractores y rezo por ellos. Quizá alguna vez le dije al Señor:“Señor, si para convertirlos es necesario algún fustazo, hazlo, con tal que se salven.”

“No tolero la crítica y la habladuría sobre los hermanos. Es cierto que a veces me divierte aguijonearlos, pero la murmuración me da náuseas. Tenemos tantos defectos que criticarnos a nosotros mismos. ¿Por qué perder tiempo en lo de los hermanos?. !Bendigo a Dios, que por su gracia, otorga santos sentimientos!.”

!!!Cuánta sabiduría han encontrado aquellos que tuvieron la fortuna de encontrarse de rodillas ante el Padre Pío.!!!. A un teólogo que le consultó le dijo: “En los libros se busca a Dios, en la oración se lo encuentra.”

A aquel que le hablaba de los altibajos de la vida interior, le contestaba:
“Si Jesús se manifiesta agradéceselo; si se oculta, agradéceselo también. Todo es un juego de amor”.

A quien el sufrimiento le hacía titubear en la Fe, le respondía:
“El más sublime acto de Fe es el que sube a nuestros labios en la noche, en la inmolación, en el dolor, en el esfuerzo inflexible hacia el bien”.

A un intelectual le hizo ésta reflexión:
“Las cosas humanas necesitan ser conocidas para ser amadas; las divinas necesitan ser amadas para ser conocidas”.

A quien padecía angustia le razonaba:
“Lo importante es caminar con sencillez ante el Señor. No pidas cuentas a Dios, ni le digas jamás:¿Por qué?, Aunque te haga pasar por el desierto. Una sola cosa es necesaria: Estar cerca de Jesús. Si nos cita en la noche no rehusemos las tinieblas”.

A alguien que se hallaba al borde de la desesperación le decía:
“Por muy altas que sean las olas, el Señor es más alto. ¡Espera!..... la calma volverá”.

“El don de la oración está en manos del Salvador. Cuanto más te vacíes de ti mismo, es decir, de tu amor propio y de toda atadura carnal, entrando en la santa humildad, más lo comunicará Dios a tu corazón”.

Un pecador le dijo: ¡Padre, he pecado tanto! y escucho esta contestación del Padre Pío: “Hijo mío, le has costado muy caro a Dios, para que te abandone”.

Al que aflojaba en el camino de la perfección le argumentaba:
“El amor no se esconde sino para fomentar el amor. Jesús no pide imposibles. Dile: ¿Quieres que te ame más? Dame más amor y te ofreceré más amor”.

“Si no hubiera Fe de los hombres te llamarían diosa. Tus ojos resplandecen más que el sol, eres hermosa, Madre, me glorío, ¡Te quiero!
Oye , Madre, yo te quiero más que a todas las criaturas de la tierra y el cielo;..... después de Jesús, es claro; te quiero tanto.
Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.”
Seamos inmensamente gratos a la Virgen. ¡Ella nos dio a Jesús!.

“El Amor no se esconde sino para fomentar el Amor. Jesús no pide imposibles. Dile: ¿Quieres que te ame más? Dame más Amor y te ofreceré más Amor”.

“En todo pobre está Jesús agonizante; en todo enfermo está Jesús sufriente; en todo enfermo pobre está Jesús dos veces presente ”.

“Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla”.


¡Padre Pío, he pecado tanto!, tengo miedo de perderme.
“Hijo mío, le has costado muy caro a Dios para que te abandone. Ruega, espera, no te inquietes, de nada sirve la inquietud”.

“Esta vida es breve, el premio de lo que se hace en el ejercicio de la Cruz es eterno”.

“Si nos sobreviene alguna languidez de espíritu, corramos a los pies de Jesús en el Sacramento y pongámonos entre los celestes perfumes y seremos, indudablemente, revigorizados”.

“Procurad siempre avanzar cada vez más en el camino de la Perfección y abundad siempre más en la caridad”.

“Las pruebas a las que Dios os somete y os someterá, todas son signos del amor Divino y Perlas para el alma”.

“Señor, haz que me compadezca de los dolores de los demás, sabiendo que en toda existencia, por muy encumbrada que sea, hay siempre infortunios.
Que mi alma se eleve en los momentos de dolor, sabiendo que, si no hubiera sombra, nunca podría resplandecer el sol.
En el fracaso, preserva mi fe.
En el éxito, mantén mi humildad”.

“Si creemos en Dios y al morir comprobamos que no existe, al menos habremos vivido con una hermosa esperanza. Si no creemos en Él y finalmente veremos que existía, lamentaremos habernos perdido el placer de la Fe cuando pasamos por esta vida eterna y además, seremos condenados en la eterna”.

“Todos dicen ¡Ha muerto el Padre Pío!
¿Cómo puede llamarse “muerto” al que ha alcanzado la verdadera vida, la eternidad?
El alma inmortal abandona sus despojos mortales, o sea el cuerpo para gozar de la verdadera felicidad.
Muerto son los que viven alejados de Dios, sin vivir la verdadera vida, esto es, la gracia divina”.

“Hay de aquellos que no conocen bien lo que significa pasar de la tierra a la eternidad”.

“¡Gracias! Señor por mis brazos sanos,
cuando hay tantos mutilados;
por mis ojos perfectos,
cuando hay tantos sin luz;
por esta voz que canta,
cuando hay tantas mudas;
por mis manos que trabajan,
cuando hay tantas que mendigan.
Es maravilloso Señor
tener un lugar donde volver,
cuando hay tantos que no tienen un lugar donde ir.
Es maravilloso Señor, sonreír, amar, soñar,
cuando tantos lloran, tantos odian,
tantos mueren antes de nacer.
¡Es maravilloso, Señor,
tener tan poco para pedir
y tanto para agradecer!”
San Pio de Pietralcina

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