domingo, 29 de agosto de 2010

BESOS EN EL AIRE

A menudo aprendemos mucho de nuestros hijos.

Hace algún tiempo, un señor castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo completo de papel dorado para envolturas. Estaba escaso el dinero y él se puso furioso cuando la niña trató de decorar una caja para ponerla bajo el árbol de Navidad.
A pesar de todo, la pequeña niña le llevó el regalo a su papá a la mañana siguiente y le dijo:

“Esto es para ti, papi”.

Él se sintió avergonzado de su reacción anterior, pero su enojo volvió cuando vio la caja vacía.

Y le gritó:

“No sabes que cuando uno da un regalo se supone que haya algo dentro de él”?

La pequeña niña lo miró con lágrimas en los ojos y le dijo: “Papi, no está vacía, yo tiré muchos besitos en la caja, todos para ti, papito”.

El padre se sintió destrozado. Rodeó con sus brazos a su hijita, comenzó a llorar y le rogó que lo perdonara.

Conservó aquella caja dorada junto a su cama por años.

Cuando se sentía desanimado, sacaba uno de aquellos besos en el aire y recordaba el amor con que una niña los había depositado allí.

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